Antonio Carlos Nunes, un militar al mando del fútbol en Brasil

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Antonio Carlos Nunes, un militar al mando del fútbol en Brasil

Hubo idas y vueltas. La Copa América en Brasil -la que por ahora, al 8 de junio de 2021, se hace- arrasó con el fútbol brasileño. Un descarte de la Conmebol, que eligió al país verdeamarelho porque todos le decían que no, transformado en un capricho de Jair Bolsonaro. En el medio, una denuncia por acoso sexual al presidente de la Confederación Brasileña, Rogerio Caboclo, que decantó en su suspensión. Ese lugar ahora está en manos del Coronel Antonio Carlos Nunes, de 82 años, un hombre muy cercano a la dictadura militar en ese país.

Llegó al poder porque es el vicepresidente más viejo de la institución. Ese simple motivo lo hizo poseedor de la presidencia “interina”. Lo mismo pasó en 2017 cuando, el entonces presidente de la CBF, Marco Polo Del Nero, fue procesado por el FIFAGate. Antes de llegar al fútbol, Carlos Nunes siempre estuvo ligado al ejército. Incluso, en épocas de dictadura, tuvo poder en sus manos.

En 2003, el Ministerio de Justicia le entregó una pensión por ser, supuestamente, “un perseguido por la dictadura”. No obstante, hubo varios trabajos periodísticos que lo muestran en la vereda opuesta. Los archivos de las Fuerzas Armadas y de la Policía Militar de Pará lo alejan de esa idea de un hombre que tuvo que esconderse por sufrir el peso de las botas.

Lo que le atribuyó el Estado en ese entonces fue “haber estado en el grupo de suboficiales críticos de la dictadura de 1964”. Sin embargo, lo cierto es que después, cuando ingresó a la Policía Militar, ascendió constantemente hasta retirarse con el grado de coronel. Justamente, esta fuerza estuvo involucrada en ataques y exterminio de varios movimientos de resistencias en la zona de Pará. En esa ciudad, Nunes dirigió el fútbol por más de 20 años. Incluso, en 1977,  fue nombrado alcalde de Monte Alegre, su ciudad natal, por el gobierno militar.

Más alla de su pasado en el ejército, su paso en el fútbol tiene varios puntos flojos. Desde el haber “traicionado” hasta ser expulsado de un palco. En 2016, por ejemplo, usó un jet privado -pagado por la CBF- para ir a la isla de Fernando de Noronha. Su explicación fue que “tenía que ir para reunirse con presidentes de clubes del lugar”. Pero, en ese archipiélago maravilloso no hay clubes profesionales. Entre tantas transfugueadas, la peor fue en 2018.

Fue tan raro lo que hizo que hasta Claudio “Chiqui” Tapia le dijo “traidor”. En junio rompió un acuerdo que habían alcanzado a todas las confederaciones sudamericanas para votar por la candidatura conjunta de Estados Unidos, Canadá y México para albergar el Mundial 2026. Solo, de la nada, Nunes eligió a Marruecos.  Eso desató una vendaval de críticas que, entre otras cosas, terminó con las descalificaciones de Tapia.

Después de esa trampa, sumado a un incidente que tuvo en la Copa del Mundo de 2018, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, conocedor de lo que significan las traiciones en este mundo, lo excluyó del palco oficial. Le asignó el asiento al vicepresidente, Fernando Sarney, y Nunes lo tuvo que ver desde otro lugar. Ahora, como todo pasa, Nunes volvió a acomodarse para ser parte de la CBF. Su revancha, en principio, parece haber tenido éxito. Después de una charla en el vestuario, con algunas carpetas quizás, logró reacomodar a su tropa y desactivó el motín que se avecinaba por parte de los futbolistas brasileros. El camino de la Copa América en Brasil ya está liberado.

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